lunes, 6 de diciembre de 2010

Él no lo entendería, ni él ni nadie. Lo que me subía por el cuerpo cuando lo veía o la sonrisa más tonta que me salía cuando pensaba en él. Que la gente me preguntara: "Emma, ¿de qué te ríes así?" y yo me pusiera roja. Que me quedara embobada o siempre que oyera una canción se me saltaran las lágrimas. No es ningún gilipollas, ni ningún imbécil. Porque aunque se comportó así, sé que no. Y sí, me ha hecho sufrir muchísimo, y llorar más aún. Pero juro que es la persona más maravillosa del mundo.
Yo sabía que no sería eterno; hay personas irretenibles. Entran en tu vida destinadas a salir de ella, puedes abrazarlas con todas tus fuerzas, pero lo máximo que consigues es que se vayan un poco más despacio, porque es imposible abrazarlas con suficiente fuerza.

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